Charla enmarcada en las Jornadas Médicas INFOSALUD de Fundación Caja Rural.
En una sociedad en la que la velocidad se entiende como un valor positivo, de vez en cuando hay que pararse a reflexionar y a tomar conciencia de uno mismo, de cómo se ha ido madurando y cambiando con el tiempo.
Las canas o las arrugas muestran una clara evidencia del paso de los años, pero hay otras pequeñas señales que no sólo ignoramos sino que, cuando aparecen, las asumimos como un problema y no lo son. «Hay que comprender que nuestras capacidades se van volviendo más lentas, lo que no lleva a un mal funcionamiento de las mismas, simplemente debemos adaptarnos a esta nueva situación».
En torno a estas ideas giró la participación de Laura Manteca, psicóloga de AFA Zamora, en las Jornadas INFOSALUD de Fundación Caja Rural, una charla realizada ayer en el Paraninfo del Colegio Universitario de Zamora titulada “Diferencia entre envejecimiento normal y envejecimiento patológico”. Laura M. incidió en que “es algo habitual encontrarnos con algunas dificultades aisladas con el avance de la edad, pero cuando estas se convierten en muchas, muy frecuentes, e interfieren en nuestro día a día, nos avisan de que algo está ocurriendo y debemos acudir a un profesional”.
Por otra parte, insistió en ver las posibilidades de esta etapa de la vida, ya que generalmente se habla de las pérdidas pero no de las ganancias. Trató de mostrar que es una etapa en la que se cuenta con una gran experiencia, conocimientos y madurez.
Pero ¿de qué manera es esto aplicable al día a día? “Entendemos que, precisamente por su edad, las personas tienen un gran valor añadido; es una generación que ha vivido una historia social muy diferente a la actual, cuentan con unos valores, ideales, vivencias, etc., que las nuevas generaciones no tienen, y existe el deber social de transmitirlo.” A esto añadimos la importancia de que la juventud se dé cuenta, sea conscientes de esa gran fuente de conocimiento que está a su alcance, y lo valoren como se merece.
